UPS, soy líder…

¿Y si tu equipo no te está diciendo que ya no puede más?

Lideres frustrados, con estrés, sobrecarga de trabajo, equipo con mucha carga de trabajo

“Tu equipo no siempre te dirá que está desbordado”

Uno de los errores más comunes —y más costosos— que cometen los nuevos líderes es asumir que, si alguien en el equipo está abrumado, lo dirá.

La realidad es que muchas personas no lo harán. Por lealtad, por miedo, por no quedar mal, por pensar que si les asignan más es porque “deben poder”. Y también, muchas veces, porque creen que el líder ya se dio cuenta.

Como líderes, no siempre nos damos cuenta.

Una vez, en una conversación con un colaborador, logré —con mucho esfuerzo— que me confesara que su equipo estaba saturado de trabajo desde hacía meses. No solo eso: tenían un gran atraso acumulado y nadie lo había comunicado.

Cuando le pregunté por qué no lo había dicho antes, me respondió:

“Pensé que si ustedes seguían enviando proyectos, era porque esperaban que pudiéramos con todo.”

Y es que muchos líderes no ven el exceso de carga, simplemente porque están igual de ocupados. Pero eso no significa que todo esté bien.

Por eso es tan importante crear espacios para hablar de capacidad real y no solo de tareas pendientes.

¿Qué puedes hacer como líder?

1. Observa más allá de los resultados.

Un equipo puede seguir cumpliendo… hasta que revienta. Presta atención a los ritmos, a las señales de agotamiento, a las entregas forzadas.

2. No esperes que te pidan ayuda. Pregunta.

Abrir el espacio para hablar de carga no es señal de debilidad. Es una muestra de liderazgo consciente. Haz preguntas como:

  • “¿Hay algo que esté comprometiendo la calidad de su trabajo?”
  • “¿Qué tareas sienten que podrían dejar de hacer sin que el negocio se resienta?”
  • “¿Qué les está drenando energía y no está generando impacto?”

3. Si tú eres quien está abrumado, habla.

Hay líderes  que asumen que si no dices nada, todo está bien (eso incluye a tu líder). Posiblemente no tiene tu visibilidad sobre lo que llevas encima. Si no hablas, lo más probable es que te sigan asignando más.

Aquí algunas formas prácticas de hacerlo:

“Puedo hacer A y B, pero no C. Si C es prioritario, podría dejar A de lado o apoyar a otra persona que lo tome, pero no puedo con todo al mismo tiempo.”

O si ya estás en un punto de saturación:

“Siento que he tomado más de lo que puedo manejar y eso me está agotando. Me preocupa que empiece a impactar mi trabajo y mi equipo. ¿Podemos revisar mi carga y ver cómo ajustarla?”

Liderar es poner el tema sobre la mesa. No se trata de quejarse. Se trata de hablar a tiempo. De hacer visible lo invisible. De construir equipos que no operen en el límite como norma. De aprender a priorizar con criterio, no solo con urgencia.

Porque si nadie tiene espacio para respirar, pensar o revisar…tarde o temprano el sistema colapsa.

Y cuando eso pasa, lo que se pierde no es solo productividad. Se pierde salud, compromiso, claridad y, en el peor de los casos, gente valiosa.

Liderar también es cuidar la capacidad del equipo. Y la tuya.

No esperes a que el agotamiento te lo diga a gritos.