Recientemente, en una conversación con un cliente que ocupa una posición de liderazgo —pero que a su vez le reporta a otro líder— surgió un tema que me motivó a escribir este artículo: su jefe le pedía que trabajara por las noches y los fines de semana. Y aunque pienso que eso no debería ser la norma, no es la primera vez que escucho ese comentario.
Cuando tu líder te llama o te escribe fuera del horario laboral por asuntos que no son urgentes, podrías asumir que espera disponibilidad total. Sin embargo, muchas veces, establecer límites claros puede cambiar esa dinámica, permitirte recuperar tu tiempo personal… y seguir cumpliendo con tu trabajo de manera responsable.
Al poner límites, también podrías descubrir que las expectativas de tu jefe no son tan rígidas como pensabas.
De hecho, muchas veces son más flexibles de lo que imaginamos. Y es que, a veces, nos contamos historias sobre lo que nuestro líder quiere o espera, en lugar de validar esas ideas directamente con él o ella.
Algunos pasos que pueden ayudarte son los siguientes:
OJO: siempre digo que el ser humano es complejo. Lo que funciona para una persona, no necesariamente funciona para otra. Por eso, lo que comparto aquí está basado en experiencias que a mí me han funcionado. No es una receta mágica, pero puede darte ideas para actuar.
Paso 1: Asegúrate de interpretar bien las expectativas
Antes de tomar cualquier decisión, verifica si estás entendiendo correctamente lo que tu líder espera. El hecho de que recibas un correo en la noche o durante el fin de semana no siempre significa que debas responderlo de inmediato.
Puede que tu líder simplemente esté aprovechando un momento libre para avanzar, pero sin intención de que tú hagas lo mismo.
Para aclararlo, podrías decir algo como:
“Asumo que está bien responder los correos enviados en la noche o el fin de semana hasta que vuelva a la oficina, a menos que algo sea claramente urgente. ¡Avísame si no es así!”
Esta frase abre la puerta a una conversación sin confrontación y te ayuda a entender con mayor claridad las expectativas reales.
Paso 2: ¿Tu líder sí espera respuesta inmediata?
Si te deja claro que sí espera respuestas en tiempo real, incluso fuera del horario laboral (y no trabajas en un entorno donde eso sea parte del rol), podrías intentar con algo como esto:
“Para mí es muy importante poder desconectarme y recargar energías fuera del trabajo. A veces eso implica apagar el celular o no revisar el correo durante el fin de semana. Por supuesto que, si hay una emergencia, siempre puedo dedicar horas adicionales. Sin embargo, mi preferencia sería responder los asuntos no urgentes cuando esté de vuelta en el trabajo. ¿Podríamos probar esto por un tiempo y ver cómo nos va?”
Con esta respuesta comunicas tus necesidades con respeto y profesionalismo, dejando claro que estás comprometido con tu trabajo, pero también con tu bienestar.
Si la respuesta es un rotundo “no”, entonces toca preguntarte si ese es el entorno donde realmente quieres estar.
Pero lo cierto es que muchas veces, al tener esta conversación, descubrirás que hay más espacio para negociar de lo que pensabas.
Cuatro frases útiles para conversar con tu líder:
Aquí te dejo algunas frases que pueden ayudarte a tener mejores conversaciones con tu líder, especialmente cuando se trata de establecer límites o aclarar expectativas:
1) Cuando algo no te parece del todo adecuado:
“Por supuesto que puedo hacerlo así, sin embargo, quería señalar que X podría ser un problema si lo hacemos de esa manera.” Una forma profesional de expresar una preocupación sin sonar a la defensiva.
2) Cuando algo te generó duda o confusión:
“Me di cuenta de que no entendí del todo a qué te referías con X.”
3) Para asegurarte de que ambos están en la misma página:
“¿Puedo repetir lo que entendí de lo que me acabas de decir, para asegurarme de que estamos alineados?”
4) Cuando recibas retroalimentación:
“Gracias por decírmelo, me ayuda mucho saberlo.”
Agradecer el feedback sincera y abiertamente puede fortalecer la relación y generar más conversaciones valiosas en el futuro.
Tener conversaciones honestas y bien planteadas con tu líder sobre tus tiempos de desconexión no solo es posible: es necesario. El equilibrio entre trabajo y vida personal no es un lujo, es una condición esencial para sostener la productividad, el bienestar y el compromiso a largo plazo.
Hablarlo puede cambiarlo. Y si no cambia, al menos sabrás en qué terreno estás pisando.